La intensa sequía registrada en Nuevo León, además de impactar negativamente la capacidad de almacenamiento de agua en la Presa La Boca, arrasó con las especies y plantas que le daban equilibrio al ecosistema de la zona.
Pero esto, más allá de traducirse como una tragedia, se convirtió en una gran oportunidad para que expertos medioambientales se sumaran al proyecto de desazolve y comenzaran a restaurar la zona y alistarla para el momento en el que las lluvias regresaran.
“Finalmente lo tenemos que ver como una oportunidad y siempre con la esperanza de que tenía que volver a llover y que el embalse tenía que recuperarse”, comparte Edgardo Acosta Canales, Director General de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León.
“Después de verla prácticamente vacía nos dimos cuenta de que es como si fuera una playa gigantesca. No hay espacios, cuevas, recovecos, huecos, vegetación, o estructuras orgánicas en donde los peces u otras especies, pudieran refugiarse.
“Nos preparamos con la construcción de algunas estructuras a base de carrizo para colocarlas en zonas estratégicas en donde las especies que vayamos a sembrar o que se vayan a reproducir, tengan refugios especiales en donde hacerlo, y ayudar a que las poblaciones se recuperen lo antes posible”. Edgardo Acosta Director General de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León
CAMBIO DE CULTURA
Con este proyecto, las autoridades también buscan generar conciencia en el cuidado del medio ambiente, especialmente en los niños.
“Es una tarea muy interesante porque se hizo también con algunas primarias del municipio de Santiago y eso genera o despierta, sobre todo en los niños, un grado de conciencia que se convierte en un tema de cultura y educación para las nuevas generaciones.
El Ing. Edgardo Acosta externó que es importante entender que en un embalse hay toda una dinámica de poblaciones que se desarrollan y en donde hay una cadena trófica que tiene mucho que ver con la vida de las especies.
“Nos dimos cuenta también que hay algunas especies que proliferaron y que no son deseables en la vida silvestre como es el Pez Diablo y otras especies invasoras, exóticas y no nativas, que por no tener depredadores naturales prosperan en el ambiente.
“Esta especie que la gente adquiere en las tiendas sirven para limpiar los residuos orgánicos de las peceras, pero llega un momento en que crecen y ya no se pueden desarrollar ahí. Entonces las gentes los arrojan en los arroyos y embalses, se reproducen con facilidad y terminan con las especies nativas porque se convierten en su alimento.
El especialista comparte que en Parques y Vida Silvestre están preparados para entre octubre y noviembre, incidir en la repoblación de algunas especies una vez que se recupere la población de forraje. A principios del 2023, comenta que volverán a incidir con la siembra de la Lobina Negra, especie muy característica de la presa.
“Es un aprendizaje para todos. Hoy vemos un entorno diferente con las adecuaciones que se pudieron hacer muy asertivas, muy bien pensadas, con excavaciones que permitieron recuperar algunos bordos o márgenes que ayudan al flujo del agua, arroyos o ríos de donde se alimenta.
“La rehabilitación de islas también nos dio la oportunidad de reforestar con plantas nativas, las cuales buscamos que sean como centros de anidamiento de aves que emigran de otras partes”, afirma Acosta Canales.
COMENZAR DE NUEVO
Para Andrés Ríos Saldaña, Director de Flora y Fauna en la Dirección de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, este episodio es un parteaguas en la historia de la presa.
“Sí que se vuelve un lienzo en blanco para empezar a comenzar de nuevo, y lo hicimos también desde el punto de vista de la biodiversidad.
“El tema del desazolve trajo consigo una mayor capacidad y limpieza, además, la sequía trajo un poquito de control de plagas de especies exóticas y la regeneración de islas que al final de cuentas se convierten en más litoral”. Andrés Ríos Saldaña Director de Flora y Fauna en la Dirección de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León
El biólogo egresado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Doctor en Comportamiento Animal por la Universidad de Castilla-La Mancha en España, comparte que para finales de año buscarán reintroducir forraje en las estructuras de carrizo mencionadas, para que el embalse recupere la comunidad de peces que tenía anteriormente.
“A finales de octubre, principios de noviembre, nos llegan todas las aves invernales como: patos, gansos y un sinfín de especies. Todas estas islas van a provocar un área de refugio para que éstas se vean beneficiadas también por este proyecto”.
Eric Gustafson, ex Presidente Ejecutivo de DUMAC, organismo especializado en la conservación ecológica de especies acuáticas migratorias de Canadá, Estados Unidos y México, y Doctor en Pedagogía por la Universidad de Massachusetts, reconoce que los trabajos de desazolve y la regeneración de las islas en la presa realizados por vecinos y autoridades, permitieron el desarrollo favorable del entorno para las aves acuáticas migratorias y otras especies.
“Los patos y gansos pueden dormir sobre las islas sin que los coyotes y los zorrillos los molesten. Además, los peces tienen donde esconderse usando la isla como hábitat”.
Es así como la biodiversidad en la Presa La Boca poco a poco se restaura y se alista para una nueva etapa tras momentos de crisis e incertidumbre.